Seis lustros han pasado desde que se diera curso a una iniciativa recogida públicamente en una papeleta, para convocar a una Asamblea Nacional Constituyente que diera forma a una nueva Carta Política. Los postulados de la Nueva Constitución surgieron con la participación de los ciudadanos, quienes se pronunciaron a lo largo del país en mesas de trabajo dispuestas para este fin y su construcción fue encargada a una lúcida nómina de Constituyentes de distintas orientaciones políticas que debatieron a lo largo de cinco meses un articulado progresista que reemplazaría los mandatos de la Constitución de 1886, y que rigiera los destinos de la nación por más de una centuria.

Clausura de la Asamblea Nacional Constituyente

El recorrido constitucional colombiano ha dejado nueve textos políticos que inician en 1821, con el nacimiento de la República, con un texto que dibujaba por primera vez una Nación; sustituida esta por la Carta de 1830, que se dijo en su momento “nació muerta”, por la separación de Venezuela y Ecuador; le siguió la de 1832, que suprimió los Departamentos y las provincias centrales de la Gran Colombia dando lugar a un Estado llamado Nueva Granada; nuevas ambiciones políticas generan otra Carta en 1843, otorgándole ésta mayor poder al Presidente. Se dictó una gran reforma educativa, el conservatismo impuso su autoritarismo y se configuró un sistema centralista; renovadas ideas políticas surgen en 1853, cuya Constitución da inicio al Federalismo; cinco años más tarde, en 1958, un nuevo texto configura la Confederación Granadina, dando más autonomía a los Departamentos. Para 1863, la llamada “Constitución de Rionegro”, se basó en el liberalismo económico y social, estableciendo una confederación de nueve estados soberanos; el federalismo es derrotado luego en 1886, con la Carta Política que nos precede, llevando a una República centralizada y unitaria, con unos postulados que rigieron al país por más de cien años, hasta su reemplazo por la Constitución de 1991, que hoy nos ocupa.

La Carta Política de 1991 pretendió satisfacer grandes expectativas. Creó figuras como la Acción de Tutela, para que a los ciudadanos se les pudieran reconocer sus derechos fundamentales de manera rápida y directa; creó la Corte Constitucional y concedió gran importancia a la diversidad. De hecho, fue evidente en las propuestas ciudadanas la necesidad de que el Estado reconociera constitucionalmente las diferencias étnicas. Ello incitó a intensos debates sobre los derechos de las minorías, de las comunidades negras y de los indígenas.

El acervo documental generado por la Asamblea Nacional Constituyente de 1991, que hoy conserva el Archivo General de la Nación junto con los textos originales de anteriores Constituciones mencionadas, da cuenta de los temas que fueron tratados en su recinto, de las múltiples proposiciones que fueron debatidas, en asuntos tales como la importancia por cuidar del medio ambiente, principios rectores para las Ramas del Poder Público, sobre la Familia, la Niñez, la Juventud y la Tercera Edad, el derecho a la intimidad personal con respecto a la información de las bases de datos, la extradición de nacionales, la pena de muerte, la recuperación del río Magdalena, la Libertad de Información, temas estos expuestos en esta corta muestra documental conmemorativa de la celebración de la Asamblea Constituyente.

Siempre habrá temas por abordar, necesidades que satisfacer, ambiciones sociales y políticas que acatar a través de una Carta rectora. Los anteriores textos constitucionales y el que nos rige, han sido objeto de modificaciones y las habrá en el futuro.

Una visión premonitoria y muy actual es la nota autógrafa que plasmó el Constituyente Álvaro Gómez Hurtado en la versión caligráfica (2001) que custodia este el AGN , refiriéndose a la Asamblea Constituyente en la cual participó como uno de sus tres presidentes:

“Hacer una Constitución es tener la más grande y desafiante oportunidad de decidir. Es la expresión más exuberante de la política. Asumimos con un futuro señalado por nuestra voluntad. ¡No hay riesgo mayor!

Hemos pretendido interpretar al país. ¿Hasta qué punto fuimos capaces de orientarlo? Es tremendo no poder dar respuesta a esta pregunta obsesionante. Porque sólo tranquilizarían nuestra conciencia las futuras generaciones…”

Y no menos ilustrativa y poética sería la impresión que plasmara también la Constituyente y poetisa María Mercedes Carranza Coronado acerca del impacto que podría tener el nuevo texto constitucional:

“Estoy segura de que este deslumbrante viaje constitucional que nos llevó al corazón de Colombia, de la otra Colombia, va a servir para que vivamos en un país algo más justo, algo más pacífico, algo más alegre, algo más libre, algo más próspero, algo más tolerante, algo más visible y convivible, algo más honesto: en suma: algo más hermoso”.