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Muestra Documental - Desastres Naturales en Colombia

Muestra Documental - Desastres Naturales en Colombia

“Estando esta ciudad sobresaltada de haber visto dos eclipses de luna y uno de sol, en tiempo de tres días desde diez y siete del mes de marzo pasado, y discurriendo temerosos sobre la significación y efectos que de ellos podrían resultar, como de cosa tan nueva, que ninguno hubo que se acordase haber visto ni oído cosa igual en tan breve discurso de tiempo, quince días después viendo la divina Majestad sabia, benigna y misericordiosa el dejamiento grande en que vivimos, sin querernos desarraigar de nuestras pasiones y apetitos rudos que tanto damnifican la salud y quietud del alma, cuya razón y dominio debiera vencer y quebrantar aquellos. Quiso despertarnos del letargo mortal y miserias en que estamos como embriagados y sumergidos, a los tres de abril de este año de seiscientos y cuarenta y seis, con un grave terremoto, cual jamás se ha visto en esta Provincia desde su primera fundación, el cual, aunque no duró mucho tiempo, fue tan vehemente y fuerte, que si se continuase algo más, totalmente arruinaría esta afligida y opresa Ciudad, lo cual se prueba con la misma experiencia, pues la iglesia del glorioso patriarca Santo Domingo se vino al suelo, sin quedar en pie más que algunos pedazos de paredes y el sagrario del Santísimo, que se ha loado por siglos infinitos, sin padecer quiebra ni lesión alguna; y asimismo un santo crucifijo de mediana estatura, que estaba en la extremidad de arriba, quedó también sana e intacta, la que siempre lo fue de toda mancha la Virgen sacratísima del Rosario, emperatriz de los querubines y medianera y abogada nuestra, algo inclinada hacia una pared, fuera de su tabernáculo, que se hizo pedazos. Quedó entero y libre el púlpito de misma iglesia siendo de madera, quizás por la buena doctrina y ejemplo que en él se ha dado, de la cual iglesia arruinada por nuestras culpas se sacaron éstos inestimables tesoros…”1 Así describe el Presbítero Bartolomé de Mázmela y Poveda cómo se vivió el terremoto acaecido en la provincia de los Muzos, en el Nuevo Reino de Granada, en el año 1646. Esta es la descripción de uno de los tantos eventos sísmicos que han quedado registrados en documentos y que nos permiten conocer acerca de la fragilidad tectónica en esta parte del planeta y sus efectos en las comunidades a lo largo del tiempo. Las calamidades de distinto orden, tanto catástrofes naturales como provocadas por el hombre, que han afectado el territorio de lo que hoy es Colombia y países vecinos, han quedado registradas de alguna manera en los archivos y en la tradición oral, desde la llegada de los europeos a este territorio. Este ha sido víctima no sólo de los sismos, sino de las inundaciones, de las erupciones volcánicas, de las avalanchas y las lluvias inclementes, de las mareas, de los vientos y los ciclones, de los incendios, de los rayos y las tormentas eléctricas, de las sequías, amén de un sinnúmero de plagas, pestes y epidemias. En esta ocasión hemos seleccionado algunos documentos que ilustran sobre uno de los fenómenos que han causado a lo largo del tiempo gran inquietud y zozobra, como es el caso de los sismos en el territorio colombiano desde el siglo XVII, casos que han sido documentados y cuyos testimonios se encuentran en el Archivo General de la Nación. Uno de tales eventos causó mucha conmoción en su momento, cual fue el terremoto de 1785, sentido ampliamente en laciudad de Santafé, que alguien describe así: “El 12 a las 8 de la mañana se experimentó un fortísimo terremoto que ha ocasionado no poca ruina en la ciudad; la iglesia de Santo Domingo cayó, la nave de el medio de ella, ocasionando la muerte a seis, que se sacaron ya cadáveres y otro cuatro, dos de ellos muy lastimados, y los otros dos sin mayor lesión: la iglesia catedral se ha sentido bastante y su torre se ha abierto de modo que será preciso la descarguen: San Carlos se ha sentido también. El convento de San Francisco está gran arruinado y su torre casi en el suelo: casas particulares son muchas las que amenazan su total ruina, y en fin, todo ha sido origen de confusión y lastimoso el estrago a las 10 del mismo día repitió y, aunque con fuerza, fue corto; en la noche del trece volvió a repetir otras dos veces, pero no con la fuerza que el primero (…).”2 Justamente a raíz de esta eventualidad, se publica la noticia y los estragos que causara en la ciudad, en un impreso que tomó el nombre del fenómeno: “Aviso del Terremoto” que, en un tiraje de tres escasos números, diera lugar curiosamente a los inicios del periodismo en Colombia. En la muestra documental que se expone aparecerán testimonios de otros eventos telúricos de importancia en el país, como lo fueron el de 1644, que arruinó la ciudad de Pamplona; el de 1743 en los pueblos de oriente, particularmente en Cáqueza, que causó gran daño en las edificaciones; los temblores en Popayán y Buga en 1766; los temblores en Chaparral, Honda e Ibagué en el año 1826, que afectara también a la Provincia de Tunja. Se describe el terremoto de Tumaco, que arruinara la población en 1840. En la década de 1870 se ordena tener las puertas de los templos abiertas y sujetas a la pared con ganchos y cadenas, por temor a los temblores. Se documenta igualmente el fatal terremoto de Cúcuta de 1875, así como el temblor que azotara el Departamento del Cauca en el año 1983, que afectara grandemente a la población de Cajibío. Asimismo, se pueden observar documentos que ilustran sobre los fuertes movimientos de tierra que afectaron provincias de países vecinos, como es el caso de los acaecidos en Mérida en el año 1674; la ruina que padeció Lima en 1746; los sismos de 1745 en Esmeraldas, el terremoto en Quito en el año 1797. Se documentan igualmente otros eventos como la erupción del volcán Cotopaxi en 1745 y 1768, la del volcán del cerro Tunguragua, entre Ambato y Riobamba, en 1773, así como las graves inundaciones en la zona de Popayán hacia 1942. Adicionalmente se suman a estos testimonios algunos casos sobre escasez de víveres, derrumbes e inundación en las minas, asonada de langostas, desbordamiento de los ríos, incendios en Guayaquil, Magangué, Támara, Portobelo, Barbacoas, Mompós, y contagio de viruelas, de sarampión, pestes y lepra. Esta corta muestra documental deja ver cómo la sociedad de cada momento registra de alguna forma estos eventos que causan tanto impacto y temor. Sin duda, el análisis de los datos aportados en cada época debe permitir aventurar unas secuencias cíclicas que en el futuro ayuden a anticipar medidas de prevención y manejo del impacto de éstos desastres en las comunidades.